martes, 19 de agosto de 2014

MÁS ALLÁ DE LOS 70 EN LA UNIVERSIDAD


(Las neurociencias rechazan  despidos masivos en las universidades). 

Por Alberto Moya Obeso

La Nueva Ley Universitaria (de la Comisión presidida por el  Militar Daniel Mora) aprobada recientemente por una diferencia de 10 votos  por el Congreso de la República y  promulgada(Ley N° 30220) por Ollanta Humala, tiene muchos vacíos, a los cuales me he referido en diversos  artículos vía Satélite, antes de su aprobación . Hoy debo sentar el peso en un tema que tiene que ver con la edad para ser profesor universitario en las entidades públicas (el artículo 84 de la referida Ley señala que la edad máxima es de 70 años). Puede verse este problema desde los lados políticos, sociales, etc, pero lo trataré haciendo uso de las neurociencias, específicamente, de la neurociencia educativa, como aconseja un tema de esta naturaleza. Mucho más en un ambiente universitario, entendido como el más especializado para reflexionarlo, pero también como una información para la comunidad regional.
Si bien las neurociencias tienen un nacimiento remoto, interesa saber cómo se la concibe ahora:  explican el funcionamiento de las neuronas de los seres humanos que están en el vientre materno hasta sus edades más avanzadas. Y la neuroeducación, que es lo que debemos de  manejar los profesores de  todos los niveles, es una interdisciplina, como lo llamaría Mario Bunge, que articula las neurociencias con la educación, es decir, el  desarrollo de la neuromente a través de la educación y de ésta por del desarrollo de la neuromente. Toda una revolución en las ciencias que convergen en esta dirección: nos dicen simple y llanamente que el cerebro es una estructura que funciona con modificaciones sustantivas según el medio educativo en el cual se desarrolla. Con palabras de Bransford, un estudioso del tema: las investigaciones muestran  de que tanto un cerebro en desarrollo como uno ya maduro se alteran estructuralmente cuando ocurren los aprendizajes.
Aún más, los neurobiólogos, una vertiente de las neurociencias, están plenamente de acuerdo   de  que los cerebros humanos gozan  de una característica central: la neuroplasticidad, es decir que no se agota a los 69  años como creen Mora, Ollanta y los congresistas que dieron su voto a favor de la Nueva Ley de Educación. Según el concepto de neuroplasticidad, el docente universitario al venir pensando en los problemas más complejos de las disciplinas científicas o humanísticas mantiene y desarrolla su cerebro mientras no hayan alteraciones serias por enfermedades que lo bloqueen y que por el contrario tienden a potenciar su pensamiento científico  y  humanístico  más allá de los 70 años.   
Y no sólo los docentes universitarios, sino también los que ejercitan su mente en las actividades que realizan, cualquiera sea su profesión u oficio. Unos ejemplos de personajes conocidos en el medio intelectual y humanístico no hacen sino confirmar lo que la ciencia hoy está estudiando a fondo. Señalamos algunos de ellos para que vean que la praxis de los seres humanos está en la dirección que señala las neurociencias. Mario Bunge, famoso filósofo argentino que con más de 90 años tiene su cátedra  en una universidad  de Canadá; Víctor Raúl Haya de la Torre preside la Asamblea Constituyente del Perú y firma la Constitución de 1979 cuando tenía 84 años; Fernando de  Szyslo tiene 89 años , sigue pintando y preparando la exposición de sus muestras;  Luis Alberto Sánchez llega  produciendo hasta la década del 90 cuando tenía más de 90 años; Jorge del Prado es destituido del Congreso por Fujimori  en 1992, cuando tenía 82 años y fallece  en 1999  haciendo política por la izquierda; Mario Vargas Llosa tiene  78 años y sigue produciendo sus novelas , ensayos y haciendo política; Marco Aurelio Denegri, intelectual y periodista lúcido  TV con 76 años y remato con un liberteño, Juvenal Ñique , periodista, político y escritor, que fue nombrado Prefecto de La Libertad  cuando tenía 92 años.
Después de demostrar con la teoría y la praxis, el horror  que causa la pretensión del despido masivo de miles y miles de docentes de las universidades públicas del país, no queda más remedio que luchar por la causa justa de los docentes universitarios  que han cumplido 70 años o más. Aquí no hay ideología que nos separe sino que nos una. La ciencia y la vida tienen que prevalecer  para estas generaciones como para las que llegarán más temprano que tarde a esta situación.


(*Director de la Sección de Postgrado en Educación-Escuela de Postgrado de la UNT y Past-Decano de la Facultad de Educación y Ciencias de la Comunicación UNT).

No hay comentarios: