(Las
neurociencias rechazan despidos masivos
en las universidades).
Por
Alberto Moya Obeso
La Nueva Ley Universitaria
(de la Comisión presidida por el Militar
Daniel Mora) aprobada recientemente por una diferencia de 10 votos por el Congreso de la República y promulgada(Ley N° 30220) por Ollanta Humala,
tiene muchos vacíos, a los cuales me he referido en diversos artículos vía Satélite, antes de su
aprobación . Hoy debo sentar el peso en un tema que tiene que ver con la edad
para ser profesor universitario en las entidades públicas (el artículo 84 de la
referida Ley señala que la edad máxima es de 70 años). Puede verse este
problema desde los lados políticos, sociales, etc, pero lo trataré haciendo uso
de las neurociencias, específicamente, de la neurociencia educativa, como
aconseja un tema de esta naturaleza. Mucho más en un ambiente universitario,
entendido como el más especializado para reflexionarlo, pero también como una
información para la comunidad regional.
Si bien las neurociencias
tienen un nacimiento remoto, interesa saber cómo se la concibe ahora: explican el funcionamiento de las neuronas de
los seres humanos que están en el vientre materno hasta sus edades más
avanzadas. Y la neuroeducación, que es lo que debemos de manejar los profesores de todos los niveles, es una interdisciplina,
como lo llamaría Mario Bunge, que articula las neurociencias con la educación,
es decir, el desarrollo de la neuromente
a través de la educación y de ésta por del desarrollo de la neuromente. Toda
una revolución en las ciencias que convergen en esta dirección: nos dicen
simple y llanamente que el cerebro es una estructura que funciona con
modificaciones sustantivas según el medio educativo en el cual se desarrolla. Con
palabras de Bransford, un estudioso del tema: las investigaciones muestran de que tanto un cerebro en desarrollo como
uno ya maduro se alteran estructuralmente cuando ocurren los aprendizajes.
Aún más, los
neurobiólogos, una vertiente de las neurociencias, están plenamente de
acuerdo de que los cerebros humanos gozan de una característica central: la
neuroplasticidad, es decir que no se agota a los 69 años como creen Mora, Ollanta y los
congresistas que dieron su voto a favor de la Nueva Ley de Educación. Según el
concepto de neuroplasticidad, el docente universitario al venir pensando en los
problemas más complejos de las disciplinas científicas o humanísticas mantiene
y desarrolla su cerebro mientras no hayan alteraciones serias por enfermedades
que lo bloqueen y que por el contrario tienden a potenciar su pensamiento
científico y humanístico
más allá de los 70 años.
Y no sólo los docentes
universitarios, sino también los que ejercitan su mente en las actividades que
realizan, cualquiera sea su profesión u oficio. Unos ejemplos de personajes
conocidos en el medio intelectual y humanístico no hacen sino confirmar lo que
la ciencia hoy está estudiando a fondo. Señalamos algunos de ellos para que
vean que la praxis de los seres humanos está en la dirección que señala las
neurociencias. Mario Bunge, famoso filósofo argentino que con más de 90 años
tiene su cátedra en una universidad de Canadá; Víctor Raúl Haya de la Torre
preside la Asamblea Constituyente del Perú y firma la Constitución de 1979
cuando tenía 84 años; Fernando de Szyslo
tiene 89 años , sigue pintando y preparando la exposición de sus muestras; Luis Alberto Sánchez llega produciendo hasta la década del 90 cuando
tenía más de 90 años; Jorge del Prado es destituido del Congreso por
Fujimori en 1992, cuando tenía 82 años y
fallece en 1999 haciendo política por la izquierda; Mario
Vargas Llosa tiene 78 años y sigue
produciendo sus novelas , ensayos y haciendo política; Marco Aurelio Denegri, intelectual
y periodista lúcido TV con 76 años y
remato con un liberteño, Juvenal Ñique , periodista, político y escritor, que
fue nombrado Prefecto de La Libertad
cuando tenía 92 años.
Después de demostrar con
la teoría y la praxis, el horror que
causa la pretensión del despido masivo de miles y miles de docentes de las
universidades públicas del país, no queda más remedio que luchar por la causa
justa de los docentes universitarios que
han cumplido 70 años o más. Aquí no hay ideología que nos separe sino que nos
una. La ciencia y la vida tienen que prevalecer
para estas generaciones como para las que llegarán más temprano que
tarde a esta situación.
(*Director de la Sección
de Postgrado en Educación-Escuela de Postgrado de la UNT y Past-Decano de la
Facultad de Educación y Ciencias de la Comunicación UNT).
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