jueves, 15 de mayo de 2008

André Coyné: de vuelta al génesis

Estuvo tres días entre Trujillo y Santiago de Chuco invitado por la UNT y el Poder Judicial

Por Luis Cabrera Vigo

Lo primero que sorprende en André Coyné es su vitalidad. Tiene 81 años y me tocó ser testigo de cómo llegó hasta el mismo cementerio –allá en Santiago de Chuco- donde reposan los restos mortales de los padres de César Vallejo: Francisco de Paula Vallejo Benítez y María de los Santos Mendoza Gurrionero.

Ha sido todo un retorno al origen, al génesis vallejiano. No sólo a la tierra del vate más importante del habla castellana, sino a ese lugar desde él –André Coyné- empezó a revalorar el trabajo del poeta, pues en 1949, cuando arribó por primera vez el francés a Santiago, Vallejo era famoso, pero muy poco estudiado.

“¿Por qué cambió la fecha de nacimiento de mi esposo?”, preguntó furibunda Georgette Philippart la primera vez que vio a André, allá por la década del 50. Y no era para menos, en Perú y en Europa se tenían registradas varias fechas y hasta el año distinto del nacimiento del aeda andino. En el colegio, en la Universidad Nacional, en la cárcel y en su pasaporte. “Georgette, como toda europea, daba crédito a los datos de un pasaporte, donde se indicaba día, mes y año de nacimiento de Vallejo, entonces aparezco en escena y de pronto doy otra fecha. Por eso me recibió de tal manera la viuda del poeta, claro, después ella aceptó mi fecha y fuimos amigos”, declaró Coyné ante un auditorio, sorprendido y feliz por los datos, en el Paraninfo de la Universidad Nacioinal de Trujillo hasta donde llegó invitado para el Homenaje Internacional “Vigencia de la poesía y el mensaje humano de Cesar Vallejo” (del 14 al 17 de abril en Trujillo y Santiago de Chuco).

André Coyné acabó su licenciatura en París en junio de 1948 y llegó a Perú un año después a raíz del intercambio de estudiantes con la universidad de San Marcos. Allí le sugirieron que dedicará su Diploma (valga decir su tesis) “a un poeta peruano poco estudiado, pese a su fama, y muerto en París en 1938”. A Georgette la conoció en 1951 y para Coyné no hay duda en que fue la “mujer del destino” para Vallejo.

LA ENTREVISTA
- ¿Qué tanto cree que se ha avanzado en el estudio del trabajo de Vallejo desde 1949 cuando Ud. lo inicio?
- Sí, empecé a trabajar sobre Vallejo en 1949 aquí en Trujillo, en la colección de La Industria, después subí a Santiago de Chuco y a Huamachuco, encontré una partida de Bautizo, con muchas correcciones, de allí saqué la fecha ya reconocida de Vallejo porque había muchas fechas: Cuando llegó a Huamachuco una fecha, cuando fue encarcelado en Trujillo otra fecha, en su pasaporte otra fecha, y determiné que el 16 de marzo, por su segundo nombre que era Abraham, además conocí a los hermanos que todavía vivían y me decían que en su niñez lo llamaban Abramcito, y el no se sacó el Abraham en mucho tiempo, tanto en los Heraldos Negros como en Trilce, las primeras ediciones, estaba César Abraham Vallejo.

- ¿Cuál fue el primer contacto con la poesía de Vallejo?
- Fue a través de Poemas Humanos, porque cuando me otorgaron la beca de estudios en el Perú por 9 meses, y me quedé 9 años, fui a ver al agregado francés que estaba de vacaciones en París y es él quien me aconsejó trabajar sobre Vallejo, después de haber hablado conmigo y ver mi interés por la poesía. Me dijo: hay un gran poeta peruano que murió en Francia, en abril, que se celebra mucho, pero que se conoce muy poco de su vida; como venía a hacer una tesis relativamente breve, porque 9 meses es poco, me sugirió investigar todo sobre la vida de Vallejo, pues no tendría tiempo de investigar la poesía. Vine aquí a Trujillo y después fui a Santiago de Chuco y de allí a Huamachuco y conocí al hermano Ernesto que era el único de los hijos de Vallejo, que también tenia formación universitaria, era juez.

- ¿Y el último trabajo?
- Bueno, el último trabajo que vi sobre Vallejo es el libro “Medio siglo con Vallejo” que publicó la Universidad Católica en Lima, ahí están reunidos todos mis ensayos. Escribí dos libros sobre Vallejo, uno en el Perú y el otro en Argentina.

- ¿Y cómo era Georgette?
-Era genial en su manera, pero muy arbitraria. Tenía una forma de expresarse muy fuerte, peleaba con mucha gente, pero de todos modos era una persona extraordinaria, fue la mujer del destino para Vallejo, a pesar que Larrea la detestaba hizo todo lo posible para alejar a Vallejo de Georgette. Hubo una vez en que los llamé los dos viudos de Vallejo: Georgette y Larrea, porque se peleaban constantemente y Larrea tenía un geniazo.

- ¿Qué paralelismo o diferencias se encuentra entre César Moro y César Vallejo?
- No tienen nada que ver uno con el otro, son totalmente opuestos, y se cruzaron una vez en casa de Alfonso Silva, que era amigo de los dos, y no tuvieron nada que decirse, además no pertenecían a la misma generación, Moro había nacido en 1913 y Vallejo en 1892.

-¿A Ud. se le vincula con César Moro?
-Tuve mucha relación con César Moro porque lo conocí inmediatamente cuando llegué al Perú, a fines del 1948 el acaba de regresar de México donde había vivido 10 años y había vuelto por última vez al Perú donde murió en 1956, pero de fines de 1948 hasta su muerte fuimos muy allegados, él un poco que me introdujo a los misterios del Perú, me hizo peruano.

- ¿Cómo ha visto la casa de Vallejo?
- Conocí la casa de Vallejo cuando la familia de Vallejo estaba allí, era una casa con vida, me convidaron a comer, la hermana y la sobrina de Vallejo, comí cuy por primera vez; cuando volví después la casa ya estaba abandonada, habían empezado a poner placas en la pared, pero la casa ya no existía como casa de vivienda.

- ¿Qué sugeriría para que se pueda ver mejor la casa de Vallejo?
- Ahora es hermosa esta casa, no se puede volver atrás, ya que todas las hermanas y hermanos de Vallejo han muerto, los sobrinos están dispersos no se puede hacer más, me alegra haberla visto en otro estado.


-Finalmente, cuéntenos qué trabajos está realizando actualmente
- Ahora me estoy ocupando más del poeta portugués Fernando Pessoa, tengo dos libros que van a salir, uno que es un poco general, para el público y el otro que es sobre el esoterismo de este genial poeta que escribió bajo diversos heterónimos.

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